En 1900, tres investigadores (Hugo de Vries, Karl Frich Correns y Erich von Tshermack) publicaron sus respectivos trabajos en los que llegaban a las mismas conclusiones a las que había llegado Mendel una generación antes y desde entonces se habían ignorado.
Hugo de Vries, Karl Frich Correns y Erich Tschermack
Inmediatamente la comunidad científica se dio cuenta de la relación que había entre los factores de Mendel y los cromosomas. El primero que trazó un paralelismo entre ambas cosas fue el citólogo americano Walter S. Sutton, en 1904. Se dio cuenta de que los cromosomas, igual que los factores de Mendel, aparecían en pares, y de cada par un miembro era heredado del padre y otro de la madre. Por lo tanto sugirió que las unidades mendelianas de la herencia, los genes, tenían su asiento físico en los cromosomas.
Los cromosomas varían unos de otros en forma y tamaño y se presentan en parejas (excepto en los gametos y las células de los organismos menos desarrollados). Los miembros de cada pareja, llamados cromosomas homólogos, tienen un estrecho parecido entre sí.
Las especies se diferencian en el número de parejas de cromosomas homólogos que tienen sus células. Por ejemplo las células del cuerpo humano contienen 23 pares de cromosomas, mientras que las células de la mosca Drosophila contienen cuatro pares, y la bacteria Escherichia coli tiene un cromosoma único en forma de anillo.
En la actualidad, se sabe que cada cromosoma contiene muchos genes, y que cada gen se localiza en una posición específica (locus) en el cromosoma.
Thomas Hunt Morgan
El principio de Mendel según el cual los genes que controlan diferentes caracteres son heredados de forma independiente uno de otro no es cierto en todos los casos. Cuando estudiamos dos genes localizados en el mismo cromosoma, es muy posible que estos genes no cumplan la tercera ley de Mendel. Esto sucede cuando los dos genes pertenecen al mismogrupo de ligamiento, y en este caso se dice que son genes ligados. Un cromosoma no es lo mismo que un grupo de ligamiento: los genes de un cromosoma tienen la posibilidad de separarse a través del sobrecruzamiento. Esto fue demostrado por primera vez por T. H. Morgan y sus colaboradores en una serie de experimentos con la mosca Drosophila Melanogaster. Morgan y su grupo advirtieron que durante la meiosis, las parejas de cromosomas homólogos puede intercambiar entre sí fragmentos equivalentes (intercambiar los mismos locus) a través de un proceso denominado sobrecruzamiento. Durante este proceso los cromosomas homólogos intercambian fragmentos de ADN, produciéndose lo que se ha llamado recombinación genética.
La probabilidad de que se produzca recombinación entre dos genes dependerá de distancia a que se encuentran los genes en el cromosoma. Si los genes están muy juntos es muy posible que se transmitan ligados; si se encuentran muy separados, es muy posible que se transmitan independientemente.
por: Juan Estevan